Ser o no ser, esa es la cuestión

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“Ser o no ser, esa es la cuestión” es la primera frase del conocido monólogo de Shakespeare, en el cual, en unas cuantas frases, el escritor inicia un debate de cómo se debe afrontar la vida y el destino, apartando la tentación de salidas fáciles y aceptando la realidad tal cual es.

Ser o no ser, es un dilema que debemos enfrentar. Hace poco más de ocho años Chile ingresó a la OCDE, selecto grupo de estados, que no siendo los más ricos, son los que se autoimponen reglas de buenas prácticas, intercambian experiencias en políticas públicas y se comprometen con estándares de alto nivel técnico para mantener la estabilidad financiera, aumentar el empleo y elevar la calidad de vida. Todos objetivos encomiables, pero que requieren de mucho trabajo y no pocos cambios.

Los últimos hechos, lamentablemente, nos han develado una realidad no muy alentadora. Es así como con el accidente del Seikongen, supimos que toda la basura de la provincia se deposita en un relleno que cumplió hace tiempo su vida útil y que su reemplazo, producto de inconsistencias técnicas y presupuestarias, no verá pronto la luz.

Por otra parte, la triste caída del puente Cancura, evidenció la informalidad en el mercado de áridos y la intrincada institucionalidad que lo regula; trenza que por cierto, deberá desatar la investigación en curso.

En un ámbito parecido, a pesar de que nuestro Plan de Descontaminación rige desde hace casi tres años, al parecer deberá ser postergada la exigencia de usar leña seca por no contar con el abastecimiento formal que la provea en cantidad y precio asequibles.

El vertimiento de aguas servidas a cauces lacustres y su difusión a través de redes sociales, mostró el atraso en la construcción por parte del estado de planes de maestros de aguas lluvia, lo que tiene paralizada la construcción en sectores de Puerto Varas, Puerto Montt y Valdivia, por instrucciones de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, sin visos de pronta solución.

En todos los casos anteriores se puede argumentar que existen leyes que no se han respetado. Es verdad. Pero la ley debe ir acompañada de mecanismos para asegurar su cumplimiento a través de premios y castigos que promuevan su espíritu. Si para obtener un permiso o una aprobación se requieren años y mucho dinero, no se puede establecer al mismo tiempo una pequeña multa como alternativa al no cumplimiento. El incentivo así, se inclina por pagar la multa y olvidarse del problema.

He ahí el dilema, ser o no ser… ¿nos subimos en serio al carro del desarrollo o permanecemos en una versión OCDE de jurel tipo salmón? Usted tiene la palabra.