Revolución Tributaria 2030: Rumbo a la Competitividad con Tasas Justas y Sostenibles

06 / 01 / 24 Por: Ricardo Salman A. Presidente de la CChC Ñuble
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Atendiendo a la creciente importancia que el presidente y su gobierno han otorgado al crecimiento económico, y considerando que la economía chilena ha experimentado un crecimiento inferior al promedio mundial en la última década, aprovechamos la colaboración característica de los gremios productivos agrupados a través de la CPC para proponer al gobierno esta semana un programa de 30 medidas. La mayoría de ellas son de naturaleza administrativa, de fácil despacho legal y no implicarán un aumento significativo en el gasto público para su implementación. Estas propuestas buscan impulsar el crecimiento económico, el progreso social y la responsabilidad fiscal.

Nuestras sugerencias se suman a las medidas propuestas por el gobierno, pero nos diferenciamos al abogar por una reducción de impuestos. Estudios demuestran que solo a través de la inversión -que ha experimentado una disminución constante desde 2014- y fortalecida mediante una mayor competitividad tributaria, podemos generar empleo sostenible, aumentar los ingresos y mejorar el bienestar y la calidad de vida de las familias. Tasas de impuestos más altas contribuyen a la informalidad y la evasión, reduciendo la recaudación. Por lo tanto, es esencial enfocarse en la seguridad, certeza jurídica y competitividad tributaria.

Históricamente, este enfoque ha explicado el 80% del aumento en la recaudación tributaria, fundamental para abordar demandas sociales como infraestructura pública, vivienda, salud, educación y jubilación. En medio de la crisis que atraviesa el país, es crucial que las medidas que adoptemos sean suficientes y vayan en la dirección correcta para corregir la marcada decadencia.

Valoramos las medidas del gobierno para mejorar la transparencia, eficiencia y calidad del servicio estatal, incluida la creación de una Agencia de Calidad de Políticas Públicas. Chile, a pesar de tener una recaudación más baja como porcentaje del PIB en comparación con los países de la OCDE, brecha que ronda el 2%, -ajustada por cotizaciones previsionales, impuestos específicos a la minería y nivel de desarrollo- nuestra tasa combinada promedio de impuestos a las empresas ha aumentado del 15% al 27% entre 2000 y 2020, mientras que en esos países ha disminuido del 32% al 23%.

Siguiendo la experiencia internacional, proponemos que el aumento en la recaudación tributaria provenga del crecimiento económico derivado de una mayor competitividad empresarial y nacional. Además, es imperativo mejorar la eficiencia del sector público y controlar sus gastos, reducir la informalidad y la evasión mediante la disminución del impuesto de primera categoría al 23% (equivalente al promedio de impuesto corporativo en países de la OCDE) y establecer una tasa combinada máxima del 35% para las rentas del capital.

Este enfoque no solo mejorará la competitividad del país y el desarrollo empresarial, generando empleos de mayor calidad, sino que también permitirá al Estado aumentar su recaudación gracias al crecimiento económico, mayor ahorro e inversión. Reducir la informalidad y la evasión cerrará las brechas de recaudación sin perjudicar a la economía y al empleo.