Lecciones del teletrabajo

31 / 07 / 21
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Por Andrés Angulo, presidente CChC Osorno

Publicada el sábado 31 de julio en el Diario Austral Osorno

Se ve la luz al final del túnel: Ese peso de la pandemia que hemos sobrellevado por 15 meses, se siente ligeramente más liviano debido a la baja en las cifras de casos activos y nuevos en el país. Por ello, lentamente hemos comenzado a remontar y retomar los quehaceres cotidianos.

Para muchos, la pandemia se trató de un tiempo en que nos vimos confinados a un espacio que era nuestro refugio, nuestro hogar. En éste, nos vimos sometidos a agotadoras hiper- jornadas de trabajo remoto en que la urgencia de los eventos nos mantuvo en un ritmo de 24/7, compartiendo el lugar donde simultáneamente se trabaja, se estudia y se interactúa con los demás miembros del grupo familiar.

A su vez, la histórica desigualdad entre hombres y mujeres en el cuidado y las labores domésticas que en la mayoría de los hogares recae sobre éstas - a pesar de que muchas tengan trabajos remunerados a los que responder en su día a día -, las vio forzadas a ejercer todo en el mismo tiempo y espacio.

Sin duda alguna, quedó claro que en un país que pretende ser desarrollado, que aspire a un progreso sostenible para todos sus ciudadanos y ciudadanas, no se debe permitir que una mitad de la población abuse sobre la otra.

El Ministerio de Salud de Chile, registra a principios del confinamiento, que el 36% de las licencias médicas eran de índole mental. Por otra parte, la Asociación Chilena de Seguridad y la Pontificia Universidad Católica de Chile informaron que el 34,6% de los trabajadores estaban sintiendo malestares psicológicos producto de las largas jornadas de teletrabajo.

Rescatamos de esta experiencia, la ‘forzada digitalización’ a la que vimos sometidas nuestras actividades cotidianas, que el proceso de transformación digital de las empresas y servicios, se vio optimizada en un 7% respecto de su desarrollo tendencial histórico.

Esta oportunidad de migrar hacia modalidades digitales de teletrabajo más eficientes y acotadas en el tiempo; en que primero, desaparece la necesidad de traslado ahorrándose así el tiempo de viaje y segundo, te preguntas si realmente necesitas una hora para una reunión, se optimiza el tiempo, manteniendo la calidad del diálogo.

Hemos aprendido a calibrar mucho mejor nuestro tiempo y los esfuerzos dedicados a cada labor a base de objetivos y de forma mucho más ejecutiva y eficiente.