La nueva figura de los gobernadores regionales

22 / 11 / 20
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A fines del año 2017 el Congreso Nacional aprobaba la elección de los gobernadores regionales que se desarrollará este 2020, la cual parte con las primarias internas de las coaliciones de Chile Vamos (UDI, RN, Ind) y de la Unidad Constituyente (DC, PS, PPD, PR e Ind) el próximo domingo 29 de noviembre. Esto, con el objetivo de definir el candidato único de ambos conglomerados que competirá en la elección general del 11 de abril del 2021.

Sin embargo, desde que el proyecto se convirtió en ley surgen una serie de interrogantes. Y estas tienen relación con las facultades, atribuciones y competencias que asumirán los gobernadores regionales que llegarán a reemplazar la figura de los actuales Intendentes quienes son designados por el Presidente de la República.

Al día de hoy, podríamos entender que el gobernador o gobernadora regional sería el órgano ejecutivo del gobierno regional a quien le correspondería formular políticas de desarrollo y someter al consejo las políticas, estrategias, proyectos de planes, proyectos de presupuesto, distribución de recursos, entre otras materias.

Así y todo, se podría llegar a dar una relación áspera en un supuesto que contemos con dos signos distintos en la gobernanza, es decir, un color político en La Moneda, representado por el delegado presidencial regional (y provincial), y otro en el gobierno regional, representando algún partido político.

En tal caso, debería primar la voluntad para sacar adelante proyectos emblemáticos y que no se vean entrampados producto de las diferencias políticas entre el gobernador regional y el delegado presidencial regional. En consecuencia, todas estas circunstancias siembran dudas al respecto de cómo se podría ver afectada la ejecución de políticas de desarrollo con miras a elevar el estándar de vida de las vecinas y vecinos desde el punto de vista económico, cultural y social.

El escenario ideal es que todas las fuerzas converjan en virtud de la ciudadanía y sean pro crecimiento. El muñequeo político debe ser siempre visto con altura de miras y que vele por atender las reales necesidades de la gente y de la región. Esta nueva figura es una oportunidad que apuesta por la descentralización que tanto abogamos y pregonamos. Eso sí, dependerá de nuestros gobernantes si llegamos a tiempo y si se hacen las cosas bien desde un principio para alcanzar los objetivos prioritarios.

Como ciudadanos de una zona extrema más de alguna vez hemos esbozado la cuña que somos una región olvidada por el Estado, que nuestra realidad constata una serie de problemáticas que interfieren en el diario vivir. Pues bien, a partir de junio 2021 ese rumbo podría cambiar y así pensar en la región que soñamos. Para ello, debemos aunar criterios independientemente de los colores políticos que nos gobiernen, de manera de construir una sociedad participativa, inclusiva, con sentido de unidad y pertenencia, con acento en la tolerancia y en el respeto mutuo de las libertades.

Por consiguiente, el paso restante y que aún está pendiente es la definición de transferencia de competencias desde el Gobierno central al regional. Ahí estará la clave para lograr la descentralización que abriría las puertas para avanzar hacia el ansiado y anhelado desarrollo regional.

En síntesis, los vientos de cambio que se asoman en el horizonte tienen que priorizar en todo momento mejorar la calidad de vida de los aiseninos y aiseninas, consigna que es parte de nuestro desafío empresarial, avanzar sobre la base de un desarrollo sostenible para construir una mejor región y un mejor país.