La crisis de la productividad y la pobreza

20 / 01 / 23 Por: Ricardo Salman, presidente CChC Chillán
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por Ricardo Salman, presidente CChC Chillán

Pasemos a revisar la relación entre pobreza, productividad e inversión, a la luz de la evidencia empírica chilena de los últimos 30 años.

En la década de los 90 la productividad creció en promedio un 2,3% anual, luego a partir del año 2.000 la productividad ha estado prácticamente estancada. De haberse mantenido el crecimiento de la productividad de los 90, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita estaría sobre los US $21.000 y no en los US $16,099 que hemos tenido en el año 2.021.

Una mayor productividad permite generar un mayor PIB con un mismo nivel de recursos - capital y trabajo -. Un mayor PIB también significa mayores ingresos fiscales y con ello podría significar más y mejores servicios públicos. La productividad, a través del mercado, redunda en un mayor nivel de salarios reales, más y mejores bienes y servicios a más bajos precios para la comunidad, y un mayor tiempo libre disponible para los trabajadores, por esta vía se podría naturalmente reducir la jornada de trabajo sin necesitar ley para ello, en estos beneficios radica la importancia de la productividad.

Pero lamentablemente lo que seguimos viendo este 2.022 es una caída de la productividad, entre un 3,4% y un 3,6%, continuando con la tendencia de estas 2 últimas décadas. ¿Pero qué pasó?

Aunque la productividad depende de varios factores, como la educación, la mano de obra especializada, inversión en infraestructura pública y privada, variables en las que ha habido avances, son las reformas tributarias las que tienen un efecto inmediato en el ingreso disponible de las personas y en la rentabilidad de las empresas, constituyéndose en un desincentivo para la inversión, afectando al crecimiento económico y a la productividad.

Una menor tasa de crecimiento de la economía se traduce en menor creación de empleo y menores ingresos fiscales.

Actualmente la estimación del PIB tendencial del Banco Central, para el periodo 2023-2032 es del 2,1%, si a esto le restamos el crecimiento poblacional estimado para este mismo periodo, nos queda una tasa de crecimiento tan sólo del 1,6%, desempeño insuficiente para disponer de recursos y para resolver las altas expectativas sociales.

El crecimiento del PIB tendencial depende de 3 factores, uno del crecimiento de tendencia de la productividad, del crecimiento tendencial del capital y del trabajo y de sus participaciones relativas. El capital depende de la inversión y el trabajo del crecimiento de los ocupados, este último factor se ha visto favorecido por la inmigración. El factor capital, que tiene mayor ponderación en el crecimiento tendencial -1,2%- que el trabajo -0,7%-, después de haber tenido la inversión un peak el año 2.012 del 27% sobre el Pib, se ha visto seriamente afectado, bajando a partir del 2014, derivado de la reforma tributaria de ese año a rangos del 22% al 24% sobre el Pib, niveles que se mantienen hasta la actualidad.

La actual Reforma Tributaria también desincentiva la inversión, la Reforma Laboral y de Pensiones, también elevan los costos de la contratación, atentando contra el empleo formal y de calidad. Esto deja claro que es el crecimiento económico y la productividad del trabajo que resultan ser de mayor ayuda de los más pobres. La construcción tiene mucho que decir con su participación en la inversión y en cuanto a aportar empleos de calidad con mejoras en la productividad con la incorporación de procesos de industrialización, junto con la mayor participación de la mujer.