Inversión en mejor infraestructura: desafíos para la región de Atacama

29 / 11 / 21 Por: Juan Pablo Hinojosa Usaj, presidente Comité Infraestructura y Contratistas Generales CChC Copiapó
Juan_Pablo_Hinojosa_Consejero_Regional.jpeg Juan_Pablo_Hinojosa_Consejero_Regional.jpeg

La inversión en mejor infraestructura es clave para mejorar la calidad de vida en nuestra región, pues un camino que conecte a una determinada localidad, la construcción de colegios, hospitales o establecimientos de salud primarios, contar con una mayor disposición de espacios públicos o la concreción de obras de mitigación, por nombrar algunos ejemplos, tienen un impacto positivo directo en la comunidad, aumenta los estándares urbanos e interurbanos de nuestras comunas y disminuye la segregación permitiendo un desarrollo equilibrado.

Como dice el dicho “obras son amores y no buenas razones”, lo que se hace patente en una Atacama en pleno proceso de crecimiento demográfico y urbano, que necesita contar con el soporte necesario para que sus habitantes puedan realizar de la mejor manera posible su día a día y al mismo tiempo no queden ni comunas ni sectores dentro
de las comunas atrasadas en su desarrollo. Es a lo que nosotros llamamos infraestructura social -en línea con la denominada “ciudad de los 15 minutos”- y es fundamental para que la comunidad sienta a un Estado presente.

Además, la infraestructura es fundamental para poder sostener a nivel local un desarrollo económico sostenible, haciéndonos cargo de desafíos como diversificar la matriz productiva y cuidar el medio ambiente. En este caso sabemos de lo mucho que se ha hablado sobre impulsar el turismo, pero si no cuenta con la estructura necesaria será difícil dar ese impulso.

Desafíos para Atacama

El 2021, en línea con el Plan Paso a Paso Chile se recupera para impulsar una reactivación económica, las inversiones en esta área -tomando en cuenta el presupuesto del
MOP- fue más del doble que el año pasado. Esto ha implicado un gran esfuerzo por parte de servicios públicos, empresas y trabajadores, pues sumado a las restricciones de movilidad por la pandemia, se agrega el alza de costos de los materiales, situación que probablemente se mantenga en el mediano plazo.

Por su parte, las empresas contratistas locales también hemos sufrido problemáticas con grandes mandantes, especialmente en proyectos fotovoltaicos que se ejecutan en la zona, que incluye millonarias deudas por servicios prestados. Destacamos el esfuerzo que han hecho autoridades regionales y nacionales para que esto se normalice -aunque todavía no está del todo solucionado-, pero debe haber un aprendizaje para que estas situaciones -que ya habían sucedido en base a un modelo parecido en años anteriores- no se sigan repitiendo, pues empañan una de las principales potencialidades de Atacama: las energías fotovoltaicas, y además afectan irreparablemente el ecosistema productivo local que está sostenido por pymes.

En este contexto los desafíos para la concreción de mejor infraestructura -que también deben incluir mayor innovación en las empresas y potenciar la formación de profesionales y técnicos- puede tener como piedra angular las mayores atribuciones con las cuales podamos contar en nuestra región para enfrentar estas problemáticas. Por lo mismo, en pleno proceso descentralizador, la inversión en infraestructura debe obligadamente dialogar con las necesidades locales y sus características territoriales, sociales y productivas.

Tomando en cuenta lo anterior son emblemáticas las obras de mitigación de gran envergadura para proteger a las personas ante la posibilidad de nuevos eventos climáticos como los vividos en 2015 y 2017. Bien lo sabemos quienes vivimos en carne propia los aluviones, pero probablemente a nivel central no perciban lo mismo. De esta manera es fundamental hacer un seguimiento para que sigan avanzando en su cronograma, pero además es imperativo que cuenten con el respaldo e impulso ciudadano, pues como son obras a varios años, no deben depender de un gobierno de turno, sino que convocar a un esfuerzo mancomunado de los actores locales para asegurar su financiamiento y concreción en el tiempo.

Este puede ser un ejemplo -considerando que la infraestructura tiene de por sí una mirada de largo plazo- para que podamos trabajar colaborativamente entre los sectores público, privado, académico y social y avanzar decididamente durante los próximos años en la concreción de obras que mejoren la calidad de vida en Atacama, dando un salto sustantivo en el desarrollo de nuestra querida región.

Juan Pablo Hinojosa Usaj
Presidente Comité Infraestructura y Contratistas Generales CChC Copiapó