El vaso medio lleno

29 / 06 / 24 Por: Wilma Muñoz, presidente CChC Osorno
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Por Wilma Muñoz, presidente de la CChC Osorno

Publicada en el Diario Austral Osorno el sábado 29 de junio del 2024

Quejarse se ha vuelto un arte. No es algo fácil, hay que ser selectivo y ojalá apuntar justo donde aprieta el zapato. Eso asegura muchos “me gusta” y si se persevera en este arte puede llegar a ser incluso beneficioso para quien lo practica, porque el descontento además de contagioso, se puede llegar a capitalizar.

En un país como el nuestro en que la mayoría de las personas sale temprano a trabajar y vuelve tarde a casa, con un clima diverso y a veces intenso, donde, además, la sensación de inseguridad se ha apropiado del inconsciente colectivo y con mucha dificultad se llega a fin de mes, es difícil vislumbrar las oportunidades de mejora.

Particularmente en nuestro sector de la construcción, fuertemente golpeado por los efectos de la pandemia, la permisología, la incerteza jurídica y la inseguridad en algunas regiones, resulta simplemente heroico mantenerse a flote.

Pero nos guste o no, esas son las condiciones climáticas reinantes y que hoy afectan tanto los proyectos públicos como a los privados, por lo que cualquier medida tendiente a facilitar el camino de unos terminará generando el descontento en el otro sector.

Si asumimos que las reglas claras conservan las amistades y que la ley pareja no es dura, creo que es tiempo de dejar de generar leyes para solucionar problemas de gestión y abocarnos a lo medular, que tiene que ver más con lo que nos convoca que con lo que nos separa.

La “permisología”, antaño conocida como “burocracia”, en algunos países desarrollados se mantiene controlada dotando a las regiones o gobiernos locales de mayor autonomía en la toma de decisiones, anticipando la gestión de los recursos disponibles y propiciando el trabajo participativo, elevando con ello el nivel de confianza entre la comunidad y sus autoridades.

Hoy que se anuncian grandes proyectos desde el sector público para la región, como las obras de mejoramiento de la Ruta 215, la Aduana de Puyehue, el Aeropuerto de Cañal Bajo y el Acceso Norte Pilauco, no podemos darnos el lujo de quedar paralizados. Es necesario ajustar el foco y comprometernos a generar un trabajo mancomunado para llevarlos a buen puerto. Sin duda esto requiere altura de miras y poner a prueba la voluntad de unos y otros para desatar los nudos críticos que nos mantienen inmovilizados.

Si en el día a día, cada uno desde su rol, se atreve a tomar la lista de pendientes y a encarar las dificultades como desafíos, es posible que descubramos en el camino potencialidades que no sabíamos que teníamos y al dejar paso a la acción veamos por fin el vaso medio lleno.