El poder de gestión

03 / 12 / 22 Por: Wilma Muñoz, presidente CChC Osorno
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Por Wilma Muñoz Fernández, presidente CChC Osorno

Publicado el sábado 19 de noviembre 2022

En la antigua Roma, cuando los generales regresaban victoriosos de las batallas y entraban a la ciudad en sus cuadrigas en medio de los vítores del pueblo que se reunía a su paso, el esclavo que lo acompañaba sosteniendo sobre su cabeza la corona de laureles, le musitaba al oído cada cierto trecho: “Respice post te! Hominem te ese memento”, que hoy podría significar: “Mira detrás de ti, recuerda que eres solo un hombre”.

En latín “memento mori”, nos recuerda que somos simples mortales y que podemos morir.

En la antigüedad, el poder del Cesar era indiscutible, su capacidad de conquistar territorios y elevarse a una condición divina se contrastaba con la existencia de ese esclavo que le recordaba lo efímero de su condición humana. Hoy, ¿quién nos lo recuerda?

Si todos poseemos el poder de representar en algún momento a un sector diverso de la sociedad, en otro momento, también debemos ceder parte del nuestro si elegimos ser representados por otro. Pero, ¿cómo lo administramos?

El poder por sí solo no tiene ningún sentido ni genera acción alguna si no va acompañado de otro verbo que facilite la acción de concretar los objetivos propuestos. No se puede, por lo tanto, acumular o tratar de perpetuar sin producir estancamiento, división o burocracia.

Los liderazgos efectivos no se basan hoy en estructuras piramidales sino horizontales, en las que los pilares que las sostienen son valores como la confianza y el compromiso de todos los actores por sacar adelante objetivos comunes.

Si el conocimiento es poder, entonces hay que compartirlo. Pero, ¿cuánto del poder que poseemos estamos dispuestos a ceder?

Hoy más que nunca nos vemos enfrentados en el día a día a esta dicotomía, la que se aclara cuando entendemos que nuestra existencia es un momento fugaz y la conciencia es el esclavo detrás de la corona de laureles que nos recuerda que nada de lo que hoy poseemos se irá con nosotros, pero si podemos colaborar en la construcción de una mejor sociedad, le daremos a nuestra existencia el sentido que nos permita trascender.

Afortunadamente, la naturaleza sabiamente nos dotó de órganos que nos permiten comunicarnos efectivamente y escuchar más de lo que podemos hablar.

Y tal vez …solo tal vez…si escuchamos más y hablamos menos, logremos acallar la voz interior del ego que nos dificulta construir con los otros los necesarios consensos que los nuevos tiempos nos exigen para enfrentar unidos las dificultades que se avecinan.