El círculo virtuoso de la descentralización

09 / 06 / 18
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En su reciente visita a la región, Hernán de Solminihac, Director del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (CAPLES UC), expuso magistralmente uno de los principales nudos que debemos desatar en la zona austral respecto del desarrollo, el círculo vicioso de la centralización: no se ejecutan proyectos de infraestructura en territorios donde no hay demanda suficiente (los costos superan los beneficios sociales), pero a su vez no se genera desarrollo en dichas zonas por falta de infraestructura.

Este callejón sin salida se expresa en la paradoja del huevo o la gallina: ¿qué es primero, el huevo (infraestructura) o la gallina (demanda y desarrollo)? En ciencia evolucionista, la paradoja quedó largamente resuelta: primero fue el huevo.

En el terreno de las políticas públicas, la cantidad y calidad de la infraestructura son indicadores fundamentales del bienestar general de un territorio. Observamos a diario ejemplos de ello: infraestructura de transporte de calidad que minimiza tiempos de traslado, valoriza corredores y barrios y mejora la calidad de vida; hospitales de última generación que ofrecen mejores condiciones de salud; rutas que elevan la calidad de transporte, acceso y control del territorio; embalses de agua para riego que viabilizan una agricultura sostenible; o infraestructura para el desarrollo de ciencias que permite generación de conocimiento.

Minimizar las brechas de infraestructura implica una movilización importante de recursos, pero está demostrado que esa inversión es parte del juego “ganar - ganar” en la reducción de la pobreza y desigualdad, y debería estar al tope de las políticas públicas. Territorios como el nuestro pueden obtener ganancias significativas en crecimiento económico y notables mejoras en la distribución del ingreso.

Algunas de las evidencias más interesantes analizan 40 años de inversión en infraestructura, crecimiento y desigualdad (Zambrano y Aguilera - Lizarazu 2011, Calderón y Serven 2004), y obtienen conclusiones no solo estadística y económicamente robustas, sino que reflejan una causalidad directa - y no solamente coincidencia- entre la inversión en infraestructura y la reducción de pobreza y desigualdad.

La investigación indica que, en este caso, la inversión en infraestructura (“el huevo”) precede al desarrollo. Las miradas deben estar puestas en una planificación regional inclusiva con un enfoque de equidad territorial, que incorpore análisis de múltiples factores.

En una perspectiva estratégica, se pueden establecer un conjunto de estándares mínimos de infraestructura a desarrollar en un período de tiempo (vía benchmark nacional o internacional), que establezcan metas de mejoramiento hasta llegar al estándar comprometido. Por ejemplo, metas de densidad vial (kilómetros de caminos por cada 100 Km2 de territorio), cantidad de camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, o penetración de banda ancha en hogares. Este análisis podría permitir la ejecución de planes de desarrollo con una recomendación favorable, viabilizando el desarrollo territorial con una mirada estratégica, y generando un círculo virtuoso para el desarrollo.

Cristian Prieto Katunaric

Consejero Nacional CChC