Dignidad y economía

07 / 12 / 19
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Por Alicia Vesperinas Barrientos

Presidente CChC Osorno

Publicado en el Diario Austral Osorno el 07 de diciembre

 

El estallido social ocurrido hace 40 días que se inició con la evasión masiva de estudiantes secundarios al Metro de Santiago, ha derivado con el correr de las semanas en muchos fenómenos que se superponen. Quizás uno de los más preocupantes es la violencia inusitada, cuyas motivaciones aún no están claras y por lo mismo no es posible anticipar cuál será su desenlace. Paralelamente, y mucho más masivo, es el que son millones las personas que han salido a las calles para visibilizar demandas insatisfechas de diversa índole.

En muchas organizaciones se ha convocado a conversatorios que buscan analizar en conjunto lo que está sucediendo, intercambiar explicaciones y aportar en posibles soluciones. Luego de participar en varios, observo que las peticiones van confluyendo. Se repite la necesidad de viviendas y pensiones dignas, educación de calidad, acceso oportuno a la salud. Es decir, las demandas se expresan usando términos como digno, calidad y oportuno, que apelan a sentimientos y percepciones personales y como tales, difieren mucho dependiendo de quién y cuándo se manifiestan.

¿Qué es una vivienda digna? Quienes son mayores podrán aseverar que la vivienda social que se entregaba antaño no tiene comparación con las actuales diseñadas con criterios de eficiencia energética. ¿Eran por eso menos dignas? A la luz de lo que sucede hoy, tal vez, sí. Pero la situación del país también era otra. El presupuesto era menor y las necesidades eran mayores. El objetivo del desarrollo es brindar niveles crecientes de calidad de vida a los habitantes por lo que es señal de éxito que los hijos vivan mejor que sus padres. Y es eso lo que está en entredicho hoy.

Para asegurar que esta tendencia se siga dando es imprescindible el crecimiento de la economía y éste solo puede asentarse en un ambiente de estabilidad. Cualquier proyecto de inversión que demanda varios años no se hará mientras no se avizoren reglas claras y validadas. Debemos hacer un esfuerzo mancomunado y urgente en acordar una ruta por la que avancemos con la certeza de que las demandas serán resueltas.

Apelamos a quienes ocupan puestos de liderazgo social, político, económico a redoblar esfuerzos para lograr la paz social. Como dice el proverbio, “ningún mar en calma hizo experto a un marinero”. Hoy más que nunca necesitamos que dejen a un lado sus diferencias y pongan toda su energía en un solo objetivo, el bien común.