Desterrar la desesperanza

12 / 01 / 16
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En su reciente visita a nuestra ciudad, la ministra de Salud hizo un llamado a dejar la desesperanza de lado y pensar positivamente frente a lo que pasará la construcción del nuevo hospital Carlos Cisternas.

Si bien la autoridad tiene argumentos muy respetables para sustentar su pensamiento, esa sensación nace justamente en la serie de errores que se cometieron y que terminaron por paralizar una obra emblemática para sus habitantes. No hay que olvidar que para ellos más que una mole de cemento o una estratégica carta política para el gobierno de turno, representa una luz de esperanza para terminar definitivamente con los problemas de salud pública que existen en una zona que tanto aporta al país pero que no muchas veces ve retribuido ese aporte de la misma manera. Basta ver el déficit crítico que presenta la zona en cuanto a infraestructura para darse cuenta del sustento que tiene esta realidad.

El camino para terminar definitivamente con esa desesperanza son los hechos concretos y objetivos. Por lo mismo los $55 mil millones que significa el reinicio de las obras del nuevo centro asistencial loíno es el primer paso para comenzar a levantar una nueva y sólida esperanza, lo cual debe complementarse con el cumplimiento de los plazos comprometidos para terminarlo, de manera que en junio de 2017 comience sin ningún traspié su puesta en marcha, tal como lo comprometió la ministra. Aquí la fiscalización de técnica y administrativa aparece como punto clave para que no se vuelvan a repetir las malas experiencias y prácticas del pasado.

La idea es que esta mega obra también venga acompañada de más médicos especialistas y la tecnología necesaria para que la ciudadanía tenga la atención que espera y merece por largos años. Sólo así su intención sería completa.

En resumen, la oportunidad para reivindicarse está en manos de las autoridades de turno. Depende de ellos que la desesperanza se vuelva a convertir en esperanza, y que esta positiva noticia que recibió la comunidad antes del término del año sea el inicio de otras obras emblemáticas que también se esperan su turno para mejor su bienestar y calidad de vida.

Por Juan González Beltrán, presidente CChC Calama.