De la intuición a la información

28 / 03 / 20
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Por Alicia Vesperinas

Publicada el 28 de marzo del 2020 en el Diario Austral Osorno

 

La intuición es el conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción. Son reacciones emotivas, rápidas, percepciones basadas en creencias e ideologías procesadas por la parte más arcaica del cerebro. Están basadas en arquetipos adquiridos a través de milenios durante la evolución de la especie. La intuición es muy útil cuando se debe actuar apresuradamente, como por ejemplo para huir del ataque de bestias, pero no parece conveniente cuando debe enfrentarse un problema más anunciado.

Existe otro conocimiento, el racional, es el que deriva del método científico, basado en la observación sistemática, medición, experimentación y formulación de hipótesis. Sus reglas y principios buscan minimizar la influencia y sesgo del investigador. Sus conclusiones constituyen en conjunto el saber de la humanidad y se construye ladrillo sobre ladrillo, reconfigurándose cuando aparece nueva información.  

Los avances tecnológicos han permitido que la capacidad de observación crezca. Es así como en 300 años hemos pasado desde poder observar las primeras células a descifrar moléculas gracias al desarrollo del microscopio. Igualmente, la capacidad de análisis de información ha tenido un crecimiento inimaginable. Cualquier computador de escritorio tiene una capacidad de procesamiento de varios teraflops, es decir, de millones de millones de operaciones por segundo. Por su parte los dispositivos móviles nos mantienen en permanente contacto. En nuestro país existen actualmente más de 25 millones de aparatos generando información respecto de nuestros hábitos.

Todo este increíble desarrollo debería ser usado y aplicado a la forma en que se toman decisiones que afectarán la vida en sociedad, especialmente en el diseño de la ciudad. Ahora que estamos pendientes de los efectos del Covid-19 podríamos mirar también lo que sucede respecto de las enfermedades respiratorias que causan más de 10.000 muertes al año. La mala calidad del aire, producto de emisiones de calefacción y transporte contribuyen a aumentarlas. Ahora que debemos restringir nuestros desplazamientos, deberíamos pensar en cómo diseñar barrios funcionalmente independientes. Ahora que debemos evitar aglomeraciones podríamos repensar el sistema de transporte público. Usemos la información, aprovechemos este tiempo sabiamente y ¡a cuidarse!