De adolescentes a adultos

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Por Alicia Vesperinas

Presidente CChC Osorno

Publicada en Diario Austral Osorno el 02 de marzo del 2019.

 

Se ha dicho hasta el hartazgo que las regiones vemos nuestro desarrollo postergado por culpa del centralismo. Y es cierto. Luego de 200 años de vida independiente nos encontramos con un país que concentra en el 2% de su territorio a más del 40% de su población. Increíble. La ausencia de políticas que fomenten el desarrollo equitativo del territorio junto con el control casi total de las decisiones administrativas a nivel central, nos tiene en esta coyuntura.

Luego de una gran cantidad de debates y análisis, se concluyó que mientras no se delegue el poder, la situación no cambiaría mucho. Es por esto que se legisló para que los actuales Intendentes, futuros Gobernadores Regionales, sean electos popularmennte debiendo comenzar en sus funciones a inicios del 2021. Con el reciente envío de cinco decretos a Contraloría, se espera traspasarles 15 competencias desde cuatro ministerios, proceso que deberá ser evaluado y ajustado luego de dos años de funcionamiento. Es un comienzo.

¿Será posible que de un día para otro descentralicemos nuestra cultura y comencemos a hacernos cargo de nuestros propios problemas? Veamos… Cada vez que ocurre una catástrofe, esperamos la visita del mismísimo presidente para que instruya las acciones a seguir. Cuando las administraciones se ven faltas de recursos, piden suplementos en vez de atacar el déficit localmente. Cuando debemos consultar a un experto, decimos que “viene de Santiago” para argumentar su idoneidad. Si hasta la palabra provinciano se entiende como sinónimo de falto de urbanidad, poco refinado.

Junto con las pretensiones independentistas, debemos asumir los desafíos de abandonar la protección y cobijo que ofrece el seno materno. Los que hemos debido emigrar tempranamente por estudios, sabemos que la libertad adquirida trae aparejado el que nadie lo espera a uno con la cama hecha y la comida servida. Es el precio de crecer.

Estamos frente a la gran oportunidad de tomar las riendas de nuestro destino, de hacer realidad lo anhelado. Tenemos las capacidades y sabemos lo que necesitamos. Debemos despertar el potencial dormido que tenemos en nuestras regiones. Espero que estemos a la altura, dejemos atrás las excusas adolescentes de culpar al padre y entremos de lleno en la adultez cívica, esa que pone al lado de cada derecho un deber.