Coyhaique: ¿La ciudad que soñamos?

16 / 10 / 20
Juan_Carlos_Urz%C3%BAa_2.png Juan_Carlos_Urz%C3%BAa_2.png

El 12 de octubre de 1929 se da por fundado el Pueblo de Baquedano, nuestro actual Coyhaique que hoy cumple 91 años, tal vez la ciudad más joven del país. Tal vez sea un buen momento para hacer una pausa y pensar ¿en qué estamos? ¿hacia dónde vamos? ¿Cuál es nuestro norte?

Hay un dicho tal vez repetido, pero no menos cierto que dice: “Al poner fecha a un sueño, se convierte en una meta, luego al dividirla en pasos, se convierte en un plan. Y un plan apoyado por acciones, se vuelve realidad”.

¡La fecha la tenemos! “12 de octubre de 2029”. En 9 años Coyhaique estará celebrando su Centenario, razón indiscutible para trazarnos esa meta. Así, 9 años pasan volando. Es un respiro en términos urbanísticos. Por lo mismo se vuelve imperativo revisar si estamos dando los pasos adecuados para conformar el plan y las acciones que estamos tomando ¡Esperen, olvidé algo! ¿Cuál es el sueño de la ciudad que tenemos? ¿Soñamos nuestra ciudad o cómo soñamos Coyhaique? Debieran ser estas las primeras preguntas a replantearnos. Y a su vez esto nos lleva al siguiente paso.

¿Es la misma ciudad la que soñamos entre los que viven en la parte alta de la ciudad, que no tienen mayor infraestructura de servicios, equipamiento o áreas verdes versus los que viven en el centro de la ciudad o en los alrededores? ¿Es la misma ciudad la que soñamos entre los que están en la Cota del Humo y los que viven al otro lado del río? ¿Es la misma ciudad la que soñamos entre los que se desplazan a pie o en trasporte colectivo a los que manejan sus vehículos y quedan en un taco cada mañana camino a su trabajo? La respuesta creo que es no. No es la misma ciudad la que soñamos porque las problemáticas son muy distintas, pero si se fijan bien, son problemáticas que hoy enfrentan todas las grandes ciudades: contaminación, segregación urbana, crecimiento sin infraestructura crítica de soporte, etcétera.

En otras palabras, en 90 años pasamos de ser un poblado a una pequeña ciudad, pero con los problemas de una mega urbe. Preocupante, ¿no? Sin embargo, es normal. Nuestra ciudad es un adolescente y como todo adolescente tiene derecho de adolecer, de perder el rumbo a ratos, de buscar su identidad, de reafirmar sus principios. Es por la misma razón, que en estos 9 años que nos quedan por delante se requiere de un trabajo muy claro, metódico y organizado de parte de todos los actores e instituciones y, por supuesto, nosotros como Cámara Chilena de la Construcción, de manera de lograr formar la pregunta clave. ¡Qué ciudad queremos ser! Para lo cual, se debe partir por conectarnos con nuestra identidad, una identidad que hasta el momento ha sido moldeada por el clima, la geografía, la aislación y el esfuerzo de los primeros. Pero ese impulso se acabó.

Una de las cosas que aún es un valor de nuestra ciudad es que no hay algo más democrático que la educación y la salud en Coyhaique. Esto porque no hay clínicas, no hay colegios privados, aquí nos juntamos todos, desde el más humilde al más adinerado. Pero no nos confundamos, eso pasa en todos los pueblos. ¿Es valioso? Claro que lo es, pero, que va a pasar cuando lleguen las clínicas, las escuelas privadas, los Malls, algo que es más que probable que ocurra en los próximos 20 años cuando ya no nos veamos tanto y no nos juntemos todos, ¿se va a perder parte de nuestra identidad?

Lo que hay que tener en cuenta es que la identidad, además de las circunstancias, es el rasgo o la característica distintiva, que, en el caso de nuestra ciudad, todos construimos y aportamos diariamente. Nuestra Identidad Urbana, es un fiel reflejo del cómo vivimos. Por lo cual, debemos entender que los problemas que se están generado en nuestra ciudad, algunos, son un problema de todos y de los que no nos hagamos cargo ahora, o bien posterguemos, le terminará pasando tarde o temprano la cuenta a la ciudad.

Hay planes que se están haciendo muy bien, que están en el enfoque adecuado, por ejemplo, las exigencias de nuestro PDA, los proyectos que apuntan a la calefacción distrital, los nuevos proyectos de urbanización con infraestructura asociada, pero estamos al debe de volver a Coyhaique una ciudad más equitativa, que la visión del que vive en la parte alta, en el centro y en las afueras, “sea común”. Creo que ese es el llamado y la oportunidad, y es el momento preciso el poder definir en qué ciudad adulta, se convertirá esta ciudad adolescente, para lo cual no podemos dejar a nadie afuera. Ese es el llamado que como Cámara Regional de la Construcción llevemos a la mesa, delinear ahora las preguntas correctas y trabajar en este plan juntos porque trabajar para nuestra ciudad es trabajar para nosotros mismos.

Todo lo anteriormente expuesto se engloba en el proyecto de Visión de Ciudad que como gremio de la construcción queremos impulsar el próximo año, donde instamos activamente la participación de la comunidad o bien de los líderes sociales con el objetivo de recoger vuestra mirada de la ciudad.