Copiapó: Ciudades resilientes ante eventos naturales

15 / 06 / 17
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Los últimos 30 días han sido complejos para Atacama, no sólo por el hecho de vivir nuevamente una tragedia, como la ocurrida en mayo, o la preocupación que causaron los anuncios de lluvias la semana pasada, sino porque la naturaleza nos ha vuelto a demostrar la poca preparación que tienen nuestras ciudades ante eventos naturales de gran envergadura.

Esta realidad, además de evidenciar los problemas estructurales y el grave déficit en infraestructura que existe, también está influyendo en fenómenos más bien sociales, lo que está provocando una molestia cada vez más latente en la población y, para el caso de muchas personas, un desarraigo con esta tierra.

Es hora de tomar cartas en el asunto. El Estado debe proyectar obras que atraviesen gobiernos y que tengan como finalidad cumplir uno de sus objetivos: proteger a las personas y a sus bienes. Y esas obras, que mitigarán los efectos de estos fenómenos, deben comenzar a ejecutarse lo antes posible.

En este contexto, en base a una planificación, hay que intervenir ríos, ensanchando y profundizando sus cauces de acuerdo a los estudios que viene realizando la Dirección de Obras Hidráulicas, además de fortalecer sus estructuras para que no cedan ante la fuerza del agua; se tienen que construir piscinas decantadoras sobre quebradas, que permitan retener materiales que puedan provocar daños en su bajada; y, al ver esta realidad, también habría que proyectar grandes estructuras, como nuevos tranques, que expandan la capacidad de retención de los actuales.

Toda esta dinámica, además, debe estar conceptualizada bajo una lógica de bien de uso público y respetando al derecho jurídico, que defina los anchos de los ríos, los lugares donde se pueda construir y deje claro los límites de intervención, poniendo siempre por delante al bien común.

Según la Subsecretaría del Interior, el gobierno ha gastado más de 350 mil millones de pesos en emergencias a nivel nacional entre 2014 y 2016, sin contar el 2017, una cifra que probablemente podría haber sido más efectiva si nos hubiéramos adelantado a estos desastres, pasando de soluciones reactivas a una gestión preventiva con las intervenciones necesarias. No podemos estar reconstruyendo la región cada dos años. Se debe asumir el desafío de construir ciudades resilientes ante eventos naturales.

Juan José Arroyo Díaz

Presidente CChC Copiapó