China y la baja del precio del cobre

21 / 12 / 15

China es el principal socio comercial de nuestro país. Es hasta donde llega el 24% del total de nuestras exportaciones, entre las cuales se encuentra el cobre. Sin embargo su economía está experimentando un cambio estructural por la desaceleración y el cambio de composición del crecimiento, y por un mayor protagonismo del consumo privado.

El tema es que el precio de la libra de cobre sigue en descenso en la Bolsa de Metales de Londres. La principal exportación chilena llegó a transarse hace algunos días en el mercado internacional en US$ 2,21013 la libra contado 'grado A', cayendo a su nivel más bajo desde julio de 2009 cuando su cotización se ubicó en US$ 2,19539.

Lo peor es que estas jornadas de pérdida no tienen por ahora piso, pensando en que el metal seguirá presionado por la fortaleza del dólar que reduce la demanda por metales que cotizan en la divisa estadounidense, haciéndolos más caros para los compradores fuera del país del norte.

A ello se agregan los datos débiles de crédito en China. En la potencia oriental, la actividad crediticia en el sistema financiero cayó en octubre a su nivel más bajo en 15 meses, lo que puso igualmente presión a los desafíos que enfrenta esa nación mientras intenta atraer inversiones para nuevamente fortalecer su economía.

No debemos perder de vista tampoco que es el mayor consumidor mundial de metales y consigna casi la mitad de la demanda global de cobre, entre ellos el que se genera en suelo chileno.

La tercera preocupación natural la genera la sobreoferta tras un alza de inventarios en el orbe, tema que tiene preocupados también a los economistas mundiales y también a las compañías mineras que en un ring de incertidumbre reciben día a día golpes tras golpes tras enterarse de los datos que emanan de la famosa Bolsa de Metales de Londres. Prueba de ello es que las acciones del grupo suizo Glencore cayeron en un 7,64%, mientras el británico Anglo American bajó 8,70% y la chilena Antofagasta PLC se contrajo en 4,89%. En el caso de BHP Billiton perdió 5,02%, mientras los papeles de Rio Tinto retrocedieron 2,99%.

Es a todas luces este escenario el que explica en parte la situación actual del mercado y las causas de las bajas de los precios a nivel mundial y la problemática que enfrentan actualmente las inversiones mineras, las operaciones y sus nuevos proyectos; lo que está redundando en ajustes de productividad en algunas empresas nacionales e, incluso, en la dotación con que se quedarán definitivamente para que el negocio siga girando.

Lo más preocupante es que de continuar esta tendencia, habrá un alto número de desocupados que profundizará aún más la compleja realidad económica y social en un país minero como el nuestro. ¿Dónde irá a dar esa masa laboral desocupada?. Es una interrogante que pareciera, por ahora, no tener una respuesta satisfactoria, pero sí una explicación de por qué se produjo, convirtiéndose en un gran problema que, reiteramos, puede ir en aumento y sin freno en el corto plazo.

Esto invita a los parlamentarios de nuestras zonas mineras a que revisen, en forma cuidadosa, la reforma laboral en estudio en el Congreso e incorporen a la ley los requisitos que permitan a trabajadores y empresas acordar, en situaciones de crisis, condiciones contractuales que permitan, con sacrificios compartidos entre ambas partes, mantener a los trabajadores sus fuentes de trabajo y a las empresas su supervivencia. Esto sería como país una actitud proactiva y responsable para aquellos ciclos de baja de la economía o en periodos de “vacas flacas” como el que se está viviendo hoy.

Se debe considerar que hay una masa laboral disponible que hará lo imposible para volver a insertarse en alguna empresa que le permita sobrevivir junto a su grupo familiar, que mes a mes debe lidiar con los compromisos económicos ya asumidos anteriormente y con mantener dentro de lo permitido el estatus de calidad de vida que genera un ingreso mensual. El “pateando piedras y juntando monedas”, como dice la canción de Los Prisioneros, será realidad para un número de personas, probablemente pequeño, respecto del total que se verá afectado por este ciclo. La interrogante vuelve a plantearse ¿qué se hará al respecto, pensando que la economía del gigante asiático seguirá en vilo?.

La crisis pareciera no terminar ahí pues involucra igualmente a las comunidades donde se encuentran insertos los centros mineros. Una prueba de ello es que también está afectando a otras áreas de la economía con es, por ejemplo, el inmobiliario. Basta ver lo que pasa en nuestro Calama donde a septiembre de este año estaban en proceso de construcción y venta 10 nuevos edificios y 2 condominios, número similar al presentado en junio, lo que refleja claramente la decisión de los inversionistas inmobiliarios en la zona de congelar sus inversiones mientras pasa la “tormenta” que por ahora, reiteramos, pareciera no tener fecha definida de término.

Los especialistas justifican este estancamiento con la baja del precio del cobre, indicando que redunda en la paralización o reestructuración de ciertos proyectos que iban a impulsar algunas empresas públicas o privadas en el territorio, lo cual frenaría la estadía de trabajadores en la zona como asimismo la llegada de personas de otras regiones, a lo cual se agrega también la desaceleración que vive hoy el mundo y que también afecta al país.

Por ahora sólo queda seguir atentos al menor crecimiento del gran consumidor de metal rojo que tenemos, a la lenta recuperación de las economías de Europa, a la valorización del dólar e, incluso, a la disminución del tamaño de los equipos electrónicos, que aunque parezca paradójico va en aumento en el mundo.

Lo que sucedió en El Abra y otras mineras en la región y el país, es algo que podría empeorar. Por lo mismo se hace muy necesario conocer la estrategia de las autoridades para afrontar este complejo escenario que, por ahora, pareciera no detenerse sino todo lo contrario. De no tomarse las decisiones correctas, podríamos como país realmente meternos en un verdadero zapato chino.

Por Juan González Beltrán, presidente CChC Calama