CChC Rancagua hace recomendaciones para la adquisición de su futura vivienda

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Tres terremotos han afectado a nuestro país durante los últimos 5 años. El último, con una intensidad de 8,4 grados en la escala de Richter, ocurrió el pasado 16 de septiembre frente a las costas de Coquimbo. Ante estas catástrofes naturales, los futuros compradores de viviendas se enfrentan a una serie de interrogantes sobre si la edificación que elegirán cumple con la normativa antisísmica vigente y si en el caso de un sismo fuerte no pondrán en peligro ni sus vidas ni las de sus familias.

En este sentido, queremos entregar consejos para quienes van a adquirir una propiedad, nueva o usada, pero desconocen si ésta es segura ante un evento telúrico.

Al momento de comprar una vivienda usada, es decir, anterior al terremoto de 1985 se deben considerar los siguientes aspectos: si es de albañilería revisar si hay grietas en las esquinas de las casas, en las cadenas o en los dinteles (vigas sobre ventanas), y si se formaron grietas diagonales o en forma de “X” en los muros. También se debe revisar si la casa esta “aplomada”, es decir, perfectamente vertical y que los muros estructurales principales, generalmente los perimetrales y de 2 ejes interiores, estén en buenas condiciones, sin demoliciones ni remodelación, ya que si a alguno de ellos le quitaron partes, deben ser reforzados.

Si la casa es de madera, se debe verificar que esté aplomada y revisar si existen deformaciones o curvas entre los muros exteriores y la cubierta, y que la estructura no esté podrida, apolillada o con termitas. Además si el recinto tiene una pared muy larga, o sobre 4 metros de largo, se debe evaluar bien porque debería tener refuerzos.

Por último si la casa es de estructura metálica, el futuro propietario debe preocuparse de que no exista corrosión en los elementos estructurales como pilares, vigas y diagonales. En el caso de existir corrosión verificar si es superficial o profunda, ya que la primera puede retirarse y pintarse, pero en el caso de la segunda implica cambiar la pieza.

También se debe revisar que las conexiones entre elementos estructurales estén en buen estado, específicamente las soldaduras o pernos que se usan para conectar los pilares con vigas, o pilares con el sobre cimiento o fundación. Además que la estructura esté aplomada y no tenga deformaciones horizontales perceptibles, es decir, que las vigas no se hayan curvado a causa de su peso y de lo que soportan.

Las viviendas que fueron construidas posterior al terremoto de 1985, y que soportaron este sismo y el de 2010, constituyen una prueba empírica de que resisten bien ante este tipo de acontecimientos.

Sin embargo, antes de comprarla hay que tener en consideración los siguientes aspectos: que tenga permiso de edificación y de recepción definitiva. Esto asegura al menos el cumplimiento de la normativa antisísmica vigente e individualiza las responsabilidades profesionales y del propietario primer vendedor. En este caso la garantía es de 3 años para terminaciones, 5 para instalaciones y elementos constructivos y 10 para la estructura.

Si la vivienda es de autoconstrucción, se debe pedir al vendedor que la entregue regularizada. Y si éste se niega, no la compre.

La actual norma sísmica chilena tiene como criterio principal que las estructuras no colapsen durante un terremoto para que así las personas puedan evacuar del edificio de manera segura. Es un punto importante a aclarar porque si la norma estuviese pensada para que a los edificios no les pase absolutamente nada, la construcción en Chile sería mucho más cara.

Para saber si la vivienda que se está construyendo cumple con la normativa vigente existen profesionales que han proyectado y calculado de acuerdo a lo que la ley fija, como son arquitectos, ingeniero calculista y constructor, por lo que no deberían existir problemas. Más riesgoso es cuando se trata de autoconstrucción, ya que, por lo general, no hay presente una persona con los conocimientos técnicos requeridos. Sin embargo, aquellos que autoconstruyan deberían apoyarse en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones y Normas de Edificación específicas en donde podrán encontrar indicaciones prescriptivas, es decir, como hay que ejecutar los distintos sistemas constructivos considerando los movimientos sísmicos.

En estas normas, aparecen por ejemplo, el diámetro mínimo para distintos tipos de enfierradura, la resistencia de los hormigones dependiendo del elemento constructivo (pilar, cadena, fundación, entre otros) los tamaños mínimos de las piezas de madera para un envigado, entre otros aspectos fundamentales.

La responsabilidad que tienen las personas acerca de su seguridad, es otro de los ámbitos que se deben tener en cuenta cuando se habita una propiedad ya sea nueva o usada.

Las personas no deben olvidar que viven en una zona de riesgo de tsunami, aluvión o derrumbes. Es parte de nuestra geografía y muy importante de entender. En este sentido, la población siempre debe estar informándose de las zonas de seguridad y tampoco olvidar importantes medidas, como por ejemplo, el kit de emergencia que muchas familias armaron después del terremoto, requieren ser sostenidas en el tiempo y no sólo por una coyuntura. Lo mismo pasa si me voy a vivir a un nuevo barrio. Está la obligación de informarme acerca de las vías de evacuación, de los riesgos que pueden existir y también de insistir a las autoridades que mantengan en buen estado la señalética correspondiente. Es necesario aprender de las catástrofes y no olvidarnos de que pueden volver a ocurrir.

Por último, siempre es recomendable asesorarse por un profesional ya sea arquitecto, ingeniero o constructor previo a la compra para conocer el real estado de la vivienda.

René Carvajal Guerrero

Presidente

Cámara Chilena de la Construcción Rancagua