A río revuelto, ganancia de pescadores

02 / 06 / 24 Por: Wilma Muñoz, presidente CChC Osorno
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Por Wilma Muñoz Fernandez, presidente de la CChC Osorno

Publicada el sábado 01 de junio del 2024 en el Diario Austral Osorno

Con la llegada del invierno, el frío y la disminución de las horas de luz solar, aumenta paulatinamente esa sensación de inseguridad que nos lleva de regreso a casa cada vez más temprano. Una emoción que lentamente ha ido invadiendo nuestra rutina, apropiándose de todos los espacios que habitamos y que nos mantiene encerrados, aislados y sometidos en mayor o menor grado al temor a un enemigo invisible.

El mayor peligro de una democracia no es otro que permitir que el miedo se alimente de la frustración e impotencia, ingredientes básicos para detonar la violencia

En el Encuentro Nacional de Alcaldes organizado por la CChC durante la Semana de la Construcción, los ediles pudieron analizar en conjunto los problemas de seguridad que afectan hoy a la mayoría de las comunas del país, oportunidad en la que compartieron sus experiencias y las buenas prácticas implementadas en cada una de las regiones.

A nivel internacional, Sergio Fajardo, ex alcalde de la ciudad de Medellín y ex Gobernador de Antioquia, Colombia, contribuyó con la exposición de la formula implementada en esa ciudad capital de casi dos y medio millones de habitantes, que durante la peor época del crimen organizado logró disminuir los índices de violencia con un trabajo colaborativo y permanente con los vecinos, construyendo círculos virtuosos en las comunidades.

Sabiendo que la seguridad es una preocupación que atraviesa a toda la sociedad, es responsabilidad de todos colaborar en su preservación para el resguardo de nuestra calidad de vida.

Para que el mal exista dicen, solo se necesita que los buenos no hagan nada…o peor aún: que normalicemos lo que está mal.

El miedo es una emoción que segrega y paraliza y que desde tiempos inmemoriales se ha utilizado como una oportunidad para mantener el poder mediante la ruptura de las concentraciones más grandes, en fracciones que tienen menos energía en su aislada individualidad. Divide y reinarás, dice el dicho.

Aquí estamos pues …y ahora ¿qué hacemos?

Simplemente hacernos cargo. ¿Que otra opción tenemos?

Y qué tal… ¿si partimos por casa y trabajamos en erradicar el miedo que habita en nosotros mismos?

De esta forma le quitaremos un ingrediente a la posibilidad de generar una sociedad compartimentada, carente de empatía, insegura y desesperanzada. Ya que de no hacerlo llegaremos al punto de no retorno, en cual, frente al río revuelto… las ganancias finalmente se las lleven otros pescadores.