Columna de Opinión Presidente Jorge Mas

13 / 08 / 15
PRINCIPAL-Jorge-Mas-WEB-540x350.jpg PRINCIPAL-Jorge-Mas-WEB-540x350.jpg

LAS OTRAS ALERTAS QUE ENCIENDE LA REFORMA LABORAL

No solo titularidad sindical y fin de reemplazo en huelga incluye la reforma laboral. También propone ampliar la negociación colectiva a trabajadores contratados por obra o faena, lo que refleja un profundo desconocimiento de la realidad de la construcción y, para peor, asestará un durísimo golpe a las pequeñas y medianas empresas (PYME) del sector.

De hecho, una primera característica de esta industria es que solo el 19% de su fuerza laboral se desempeña en grandes empresas, con más de 200 trabajadores. El 81% restante lo hace en PYME (37%), microemprendimientos (36%) y microempresas (8%), las que en su mayoría actúan como subcontratistas: desarrollan una función específica –obra o faena– y por un tiempo acotado –no más de seis meses– dentro de un proyecto.

Cualquiera sea el tamaño de la empresa, lo normal es que para adjudicarse un trabajo estime y comprometa previamente un precio y un plazo para su ejecución, condiciones que luego no puede modificar. Y solo en caso de que se adjudique dicho contrato, comienza a incorporar los trabajadores requeridos para esa obra o faena, proceso durante el cual éstos fijan sus condiciones laborales en una negociación individual con el empleador.

Gracias a este sistema, durante el período 2004-2014 las remuneraciones en la construcción aumentaron 55%, lo que se compara muy favorablemente con el 33% de la economía nacional.

¿Qué pasará si se amplía la negociación colectiva a trabajadores por obra o faena tal como propone la reforma laboral? Después de que los trabajadores hayan sido contratados, y siempre que sumen ocho o más, podrán formar un sindicato al interior de la empresa o afiliarse a un sindicato interempresa y tendrán la posibilidad de volver a negociar, esta vez colectivamente, aun cuando la labor que realicen sea de corta duración.

El empleador estará obligado a negociar nuevas condiciones laborales bajo la presión de cumplir lo que comprometió con el mandante. Además, si su contraparte es un sindicato interempresa, es probable que le impongan un “tarifado” o tarifa única por especialidad, independiente de la realidad económica particular de su empresa. En consecuencia, cada PYME que realiza una obra o faena podría verse enfrentada a este proceso y en cada proyecto podrían sucederse múltiples negociaciones colectivas.

Esta situación afectará la actividad de la construcción en su conjunto. Porque además de tener que lidiar con la titularidad sindical y el fin del reemplazo en huelga, los mandantes verán retrasarse la ejecución de sus proyectos y, por ende, sus planes de inversión se volverán más inciertos. Y lo mismo ocurrirá con las grandes constructoras –pese a que la mayoría ya cuenta con sindicatos y tienen mejor capacidad de adaptación–, las que probablemente internalizarán especialidades que subcontratan y sustituirán mano de obra.

Las PYME de la construcción, en tanto, enfrentarán muchos más riegos al participar en licitaciones en que no pueden estimar con certeza sus costos laborales y tendrán serios problemas si éstos les aumentan cuando estén cumpliendo un contrato que, como se dijo, es muy difícil de modificar. Súmese que tendrán menos oportunidades de negocios –por la internalización de oficios que harán las grandes empresas– y el resultado es que irán quedando progresivamente fuera de mercado, pudiendo algunas incluso desaparecer.

Hoy, en el marco de posibles cambios a la reforma laboral, se habla de proteger a las PYME y de que cuenten con los resguardos necesarios para operar y desarrollarse. Por lo mismo, hacemos un llamado a las autoridades a que las indicaciones que ingresen al proyecto sean sustanciales y garanticen la protección de las pequeñas y medianas empresas.

Jorge Mas Figueroa

Presidente

Cámara Chilena de la Construcción