Atractivas fuentes de financiamiento para empresas comprometidas con la producción limpia

02 / 01 / 24
concepto-ciudad-verde.jpg concepto-ciudad-verde.jpg

El panorama del financiamiento verde en Chile muestra un futuro desafiante y a la vez prometedor para aquellas empresas comprometidas con la sostenibilidad y la producción limpia. Con un potencial de inversión estimado en USD 5 billones para América Latina y el Caribe hasta 2030, enfocado en áreas como la construcción de edificios verdes y transporte sin emisiones, el sector empresarial chileno se encuentra en una posición estratégica para liderar la transición hacia prácticas más sostenibles.

El concepto de financiamiento verde, que abarca inversiones en desarrollo sostenible y proyectos ambientales, es crucial en la actualidad. Estas inversiones, que integran criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG), son fundamentales para fomentar una economía baja en carbono y resistente al clima. En este contexto, Chile no es ajeno a los retos y oportunidades que esto representa.

Los desafíos del financiamiento verde son tan diversos como sus oportunidades. Incluyen la modernización de instituciones, la creación de bancos verdes, la emisión de bonos verdes, y el desarrollo de tecnologías financieras innovadoras. Se proyecta que la realización de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para 2030 generará significativas oportunidades comerciales, valoradas en billones de dólares. Sin embargo, esta expansión requerirá de una inversión considerable y del esfuerzo de distintos actores.

En cuanto al sector financiero local y alineado con las iniciativas sostenibles globales, existen distintas alternativas para las empresas. Al respecto, la economista Michèle Labbé, Investigadora Facultad de Economía y Gobierno Universidad San Sebastián, indica: “en la actualidad, las instituciones financieras tienen como objetivo ayudar a mitigar el cambio climático entregando beneficios ya sea a menores costos o por distintas vías para aquellas empresas -grandes, pequeñas, medianas- que demuestran fehacientemente que cuentan con iniciativas para cuidar el medioambiente. En ese sentido, las empresas que están impulsando actividades para cuidar el medioambiente que tienen indicadores de producción limpia o cualquier otro que pueda confirmar ante un banco o una institución financiera, pueden postular a distintos e interesantes beneficios que se otorgan a estos créditos y de este modo aprovechar esa inversión que están haciendo por el medioambiente para adquirir deuda o financiamiento a costos más bajos”.

Según estimaciones de la Corporación Financiera Internacional, entre 2018 y 2030 la inversión en América Latina y el Caribe podría ascender a USD 5 billones. De esta cantidad, una parte significativa, unos 4,1 billones, se destinaría a la edificación de infraestructuras urbanas ecológicas. Otros sectores importantes incluyen la inversión de USD 285 mil millones en vehículos eléctricos, como parte de la transición hacia un sistema de transporte libre de emisiones, así como USD 228 mil millones en sistemas avanzados de gestión del agua, USD 109 mil millones en transporte público y USD 22.600 millones en energías renovables, entre otros proyectos clave.

Un ejemplo destacado de financiamiento en Chile es el Fondo de Producción Limpia de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC), que ofrece apoyo a empresas para implementar prácticas de producción limpia. Este fondo se articula en varias líneas de acción:

  • Proyectos de acuerdos de producción limpia: Esta línea está diseñada para apoyar a empresas, especialmente PYMES, en la implementación y seguimiento de prácticas de producción limpia. Incluye diagnósticos sectoriales y evaluación de impactos.
  • Desarrollo y formación de competencias: Se enfoca en capacitar a empresas y trabajadores en conocimientos y habilidades relacionados con la producción limpia y los acuerdos correspondientes.
  • Misiones de cooperación público-privadas: Esta línea promueve la colaboración entre ambos sectores para la transferencia de prácticas y experiencias de producción limpia.
  • Comunicación y difusión: Se dirige a promover una cultura de producción limpia a través de estrategias de comunicación y educación.
  • Proyectos de sustentabilidad, producción limpia y cambio climático: Esta línea se centra en apoyar proyectos que mejoran la sustentabilidad y abordan el cambio climático.
  • Transferencia de tecnologías limpias: Apoya la adopción de tecnologías limpias en empresas para mejorar su eficiencia y reducir impactos ambientales.

Toda la información de este fondo se puede encontrar en: https://www.ascc.cl/pagina/fondo_de_produccion_limpia

Bonos verdes

Además del Fondo de Producción Limpia, existen otros mecanismos importantes para el financiamiento verde, como son los bonos temáticos del estado. Estos instrumentos financieros no solo reflejan un compromiso con los desafíos ambientales y sociales del país, sino que también representan una innovadora estrategia de financiamiento para proyectos que buscan un impacto positivo en estas áreas.

Los bonos verdes, parte integral de esta iniciativa, están diseñados para financiar proyectos que tienen un impacto directo en la mitigación del cambio climático y la protección del medio ambiente. Estos proyectos incluyen -pero no se limitan a-, iniciativas de energía renovable, eficiencia energética, gestión sostenible del agua y conservación de la biodiversidad. Con estos bonos, Chile no solo busca reducir su huella de carbono, sino también fomentar un desarrollo urbano y rural más sostenible.

Los bonos sociales, por otro lado, están orientados a financiar proyectos que aborden cuestiones sociales críticas. Estos incluyen programas de vivienda asequible, educación, salud y empleo, y están especialmente dirigidos a comunidades vulnerables y marginadas. El objetivo es promover una mayor equidad social y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos chilenos.

Además, el gobierno ha emitido bonos sostenibles que combinan los objetivos de los bonos verdes y sociales. Estos bonos buscan apoyar proyectos que no solo sean ambientalmente responsables, sino que también tengan un impacto social positivo. La emisión de estos bonos sostenibles subraya la visión integrada del gobierno chileno, donde el desarrollo ambiental y social van de la mano.

Instituciones financieras impulsan préstamos sostenibles

Los préstamos verdes y sostenibles representan una transformación significativa en el sector financiero chileno, alineando las operaciones bancarias con los principios de sostenibilidad global. Estos préstamos están diseñados para financiar o refinanciar proyectos que tienen un impacto positivo directo en el medio ambiente, como energías renovables, eficiencia energética, prevención de la contaminación, gestión sostenible de recursos naturales y adaptación al cambio climático.

La incorporación de criterios ESG en los préstamos implica una evaluación más amplia que va más allá del rendimiento financiero. Los bancos y otras instituciones financieras evalúan cómo los proyectos contribuyen a objetivos ambientales y sociales, como la reducción de emisiones de carbono, el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades y la promoción de prácticas laborales justas.

Los préstamos verdes y sostenibles no solo ofrecen una nueva vía de financiamiento para proyectos ambientalmente amigables, sino que también fomentan la innovación y el desarrollo sostenible en diversos sectores. Empresas en áreas como la construcción, energía, transporte y agricultura pueden beneficiarse significativamente de estos préstamos para implementar soluciones más verdes y eficientes.

El paisaje empresarial y financiero de Chile está experimentando una transformación notable hacia la sostenibilidad y la responsabilidad social. La amplia gama de opciones de financiamiento disponibles, desde los bonos temáticos del estado hasta los préstamos verdes y sostenibles de las instituciones financieras, demuestra un compromiso sin precedentes con el desarrollo ecológico y social. Este enfoque integrado refleja la creciente conciencia de que el progreso económico no puede disociarse de la sostenibilidad ambiental y la equidad social.