El otro patrimonio que no debemos descuidar

10 / 07 / 15
LFM1_columna.jpg LFM1_columna.jpg

Calama se originó como un villorrio indígena que se movía en torno al oasis y la actividad agrícola y ganadera, el cual fue tomando forma de ciudad asociado a la estructura de un campamento minero, por lo que no siguió los patrones típicos de las urbes de fundación española. A comienzos del siglo XX Calama tenía 990 habitantes en una cuadrícula de 5 por 6 manzanas, las que hoy corresponden al casco histórico de la ciudad. Es justamente este sector el que debe llamarnos a la reflexión para promover a través de acciones objetivas y efectivas su protección y preservación en el tiempo.

Hasta hace un tiempo la variable patrimonio no era tema, sin embargo hoy existe una sintonía que permitiría, por ejemplo, lograr acuerdos entre las autoridades afines al tema sobre cómo lograr la mantención de la estación de trenes y su galpón. Estas redes y las sinergias deben mantenerse y desarrollarse entre todas las organizaciones de esta histórica ciudad para lograr su crecimiento y desarrollo pero sin olvidarse de su patrimonio que está en cada esquina, en cada calle, en cada edificio, que merecen nuestra atención y el tratamiento que merece. Es cierto que hoy las ciudades tienen que ser sustentables y competitivas, sin embargo esto alcanza más fuerza cuando se genera desde la localidad pues así también se construye identidad.

Por lo pronto, en la línea de preservar  su patrimonio histórico, sin olvidarnos del oasis de Calama, sería necesario definir una zona de renovación urbana en el casco antiguo, asociada a los cambios normativos necesario que permitan que la transformación se haga efectiva pero sin afectarlo mayormente. Para ello lo ideal sería realizar un levantamiento del estado de conservación de las actuales edificaciones, señalando la calidad de la construcción al interior de cada manzana, el estado de las calles y las alturas de la actual construcción, entre otros aspectos; además de plantear alternativas objetivas que permitan mantener o trasladar su estructura, en caso que sea necesario, de manera de resguardar y preservar el patrimonio existente.

Por Luis Farías Muñoz, presidente regional de la Cámara Chilena de la Construcción Calama.

Calama y sus habitantes tiene hoy la oportunidad histórica para hacerlo y debe aprovecharla. Así no solo lograremos conservar la identidad de la ciudad sino daremos la oportunidad a las nuevas generaciones para que igualmente disfruten de este legado patrimonial pese al paso de los años y a los cambios estructurales y urbanísticos que por naturaleza tendrá como parte del desarrollo que también busca y merece.