CChC: Seis décadas construyendo el futuro de La Serena

08 / 09 / 14
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Cuando el Presidente Gabriel González Videla salió de la reunión con sus ministros sabía que había logrado algo importante. Algo sublime y permanente para su querida ciudad natal. Y es que La Serena a mediados del siglo pasado brillaba por el comercio y por el título honorífico de ser la segunda ciudad más antigua de Chile. De eso nada más. La historia después devendría pasajes inmaculados con la llegada de inmigrantes italianos y españoles, el auge minero y un promisorio turismo.

Habiendo logrado la anuencia para impulsar el más moderno plan de renovación urbana de la historia de la ciudad, González Videla le doblaba la mano a más de cuatro siglos de olvido y a 130 años de omisión republicana. Era el momento de acabar con ese estigma y ejecutar su obra maestra: El Plan Serena.

Un millón y medio de pesos de la época fueron necesarios para transformar el entorno urbano y arquitectónico de la ciudad y convertirla en una zona de esplendor económico. Durante cuatro años (1948 - 1952) se recuperaron espacios públicos, se restauró el casco antiguo y se reconstruyeron establecimientos educacionales emblemáticos como el Liceo Nº 1 de Niñas (hoy Gabriela Mistral) y el Liceo de Hombres Gregorio Cordovez.

Asimismo, edificios públicos como el del Gobierno Regional, la nueva Estación de Ferrocarriles, la jefatura zonal del Servicio Nacional de Salud, la Dirección de Vialidad, entre otros. Además, lugares de esparcimiento como el Parque Pedro de Valdivia y el Museo al Aire Libre. En definitiva, La Serena recuperó ese carácter colonial que la hizo famosa ante la horda española de mediados del siglo XVI.
Los recursos ya estaban, la clase política ya soñaba con una nueva ciudad y la gente se aprestaba a vivir en un entorno parecido a la vieja Europa de nobles y condes. Sin embargo, faltaba algo muy importante: Los responsables de materializar esta idea.

MANOS A LA OBRA
Los historiadores definen el Plan Serena como el único intento por descentralizar los recursos generando atributos económicos, históricos, culturales y turísticos en una zona distinta a Santiago hasta ahora. González Videla defendía su proyecto porque “sería el único capaz de detener la migración hacia la capital”.

Y si nos ceñimos sólo al encadenamiento productivo que generó, el mandatario no se equivocó. Con los recursos involucrados y la ambiciosa planificación, se requirió de mano de obra especializada que no había en la zona. Así, la oleada de constructores de Santiago y Valparaíso hizo su llegada en pleno a La Serena.

Fueron jornadas duras que superaban las 12 horas de trabajo y donde el anhelo de renovar la imagen de una ciudad movilizó a jóvenes profesionales, padres de familia y constructores sénior, quienes dejaron sus hogares para radicarse por unos años en la zona.

Precisamente la condición gregaria del humano lo obliga a relacionarse. De allí que luego de esas extenuantes jornadas, era común encontrarlos en las boites y bares de la ciudad compartiendo pichunchos y vino tinto al son de tonadas, cuecas, guarachas y valses. Incluso coreaban éxitos como “Rosita de Cachapoal”, “Como el agüita fresca” y “Sufrir”.

En una de esas tantas conversaciones, nació la idea de asociarse. Generar ideas comunes ante intereses transversales y promover el desarrollo de Chile. De esa manera, una noche de otoño cerca de cinco profesionales del antiguo Sindicato Profesional de Contratistas Generales de la Construcción brindaron por lo que sería el principal antecedente del nacimiento del gremio, que un año más tarde -el 21 de junio de 1951 en los salones del Club de La Unión de Santiago- se materializaría como la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).

APUESTA LOCAL
A inicios de la década del ochenta, La Serena vivía un esplendoroso presente gracias a las faenas de la minera El Indio, un comercio que se izaba como la principal actividad económica generando miles de empleos, un agroindustria en ciernes aunque con un alto potencial y un incipiente turismo que comenzaba a abrir sus fronteras.

Pero la actividad de la construcción siempre ha sido clave en La Serena y así lo entendió la Cámara Chilena de la Construcción, la que deseaba captar nuevos socios e integrarlos a su trabajo gremial. Bajo la presidencia de Sergio Silva Bascuñán se forjó un sector líder, colaborador e innovador en la región.

Así, un visionario grupo de empresarios fundaron la CChC La Serena y consolidaron la presencia en el norte, luego de la inauguración de la sede de Calama. Los empresarios José Rivera Marín, Iván Araos, Alfredo Prieto, José Bertolino y Daniel Mas Rocha, más el secretario regional, Marcial Robledano, dieron vida al gremio local.

Y los inicios no fueron fáciles, toda vez que la Cámara no tenía los recursos de hoy. “En un principio nos reunimos 4 o 5 amigos, quienes tuvimos la idea de ir a Santiago a solicitar al directorio la creación de la sede”, recuerda Iván Araos, quien junto a Daniel Mas Rocha fundó Ecomac.

Bastaron un par de semanas para que se diera el visto bueno desde la mesa nacional y se echara andar la maquinaria local. “Si hoy me preguntan si eras posible formar un gremio, les diría que no, ya que en esos tiempos era impensado, debido a que no éramos más de 10 los socios que sesionamos por primera vez. Hoy ya son 130 socios”, rememora el arquitecto Alfredo Prieto, quien dirigió el sector entre 2011 y 2013.

Incluso, las primeras sesiones se realizaron en la casa de uno de los socios en calle Eduardo de la Barra. “Había mucha reticencia de los constructores en esos años, por lo que fueron tiempos sacrificados, por lo que había que remar con mucha fuerza”, dice Iván Araos.

VOZ CONSOLIDADA
Los tiempos han cambiado para el gremio, principalmente porque después de dos décadas en la sede de calle Los Carrera, adquirieron el cuarto piso del edificio El Santo, en el sector más pujante de La Serena donde se ubican bancos, centros comerciales y restaurantes. “Queremos que nuestras nuevas dependencias sean donde se debatan los grandes temas, donde analicemos problemáticas del país y donde las autoridades sepan cuál es nuestra postura”, manifiesta el actual presidente de la CChC La Serena, Freddy Bermúdez.

Hoy, son 2.300 socios a nivel nacional de los cuales 130 son de la zona, lo que habla del crecimiento experimentado. Incluso, ha diversificado su rango de especificidad. “Se ha profesionalizado el sector el gremio, porque antes éramos todos contratistas que trabajábamos para el Estado, principalmente para la Cou (Corporación de Obras Urbanas) y la Corvi (Corporación de Vivienda) que después se transformaron en el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu). Además desarrollábamos faenas para el Ministerio de Obras Públicas. Hoy es un gremio transversal donde confluyen empresarios, profesionales, académicos y muchos más”, sentencia Araos.

En cuanto a los desafíos, el ex presidente regional y actual consejero nacional, Jorge Páez, es claro: Se requiere asociatividad. “Todavía recuerdo que a mí me invitó José Rivera Marín a participar de la CChC y siempre primó la unidad y la fraternidad. Incluso hoy nos seguimos llamado entre amigos para recordar viejos tiempos y resolver consultas técnicas. Eso sí, debido a la complejidad de las obras en las que participamos, no me cabe la menor duda que en los próximos años habrá unión de empresarios para enfrentar dichos desafíos”, estima el dueño de Constructora Elqui.

Pero los legados del gremio no sólo se remiten a una voz empresarial, sino que también en obras, creando barrios como La Florida y Bosque San Carlos, el desarrollo inmobiliario de San Joaquín, la construcción del terminal de buses, la edificación de universidades y otros centros de educación superior. “En casa esquina de La Serena, la CChC ha tenido un rango de incidencia. Eso nos llena de orgullo porque somos parte de la historia de la ciudad”, asevera Freddy Bermúdez.

No hay duda es que en sus 63 años, la Cámara Chilena de la Construcción ha sido un actor primordial en el crecimiento de La Serena y, tal como lo estimaron sus forjadores, seguirá colaborando para el desarrollo de la comuna.