Buenas prácticas, tarea de todos

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El concepto de Buenas Prácticas, hoy por hoy se ha transformado en parte esencial de las empresas e instituciones que tienen una visión autocrítica de la labor que desarrollan, independiente cuál sea, buscando potenciar permanentemente la autoregulación en materias tan relevantes como los procesos productivos; evaluación de los sistemas de comunicación y, en definitiva, que se orientan hacia las relaciones positivas, tanto al interior de las mismas, como con su contexto en el que surgen.

Las Buenas Prácticas y la Ética han sido asumidas como un desafío en su aplicación por parte de la Cámara Chilena de la Construcción, desde hace ya algunos años. Sin embargo, creemos firmemente que el cumplimiento de éstas debe ser tareas de todos.

En nuestra área, el “Código de Buenas Prácticas en la Industria de la Construcción”, documento que define lineamientos que orientan el accionar y permiten una buena relación entre las partes que intervienen en el proceso constructivo, es un buen ejemplo de los parámetros en los que nos movemos en este gremio.

Los capítulos sobre Probidad, Calidad del Proyecto y Relación entre Actores que Participan en el Proceso Productivo, permiten hacerse una idea sobre las exigencias que nos autoimponemos como industria, sin prejuicio del lógico cumplimiento de las normas contenidas en la legislación vigente.

Además, en términos generales, este código regula las relaciones entre los socios de la CChC, pero además se aplica en las interacciones con terceros, convirtiéndonos así, en el primer gremio en facilitar a entidades ajenas poder reclamar el incumplimiento de las normas.

Asimismo, se obliga a los miembros de la CChC a revelar conflictos de interés, priorizar la calidad de los proyectos, implementar las medidas propuestas por las entidades de prevención de riesgo y capacitar a los trabajadores de prevención de riesgo. Por otra parte, se busca siempre la incorporación de disposiciones de las prácticas ambientales, informar sobre el tiempo de duración y etapas del proyecto y efectuar la entrega material de una obra de manera personalizada.

Por todo lo anterior, la invitación que formulamos a nuestros socios y no socios de la industria es -como siempre- a seguir haciendo suyas las Buenas Prácticas contenidas en este Código, que constituyen un “deber ser” de quienes trabajamos en este sector productivo, y a continuar desarrollando esta labor con la responsabilidad y seriedad que siempre nos han caracterizado y que nos ha valido el reconocimiento nacional e internacional a la buena calidad de nuestras construcciones, patrimonio que debemos cuidar y proyectar hacia el futuro.

Por: Luis Tuschner Schmolz, Presidente CChC Osorno