Cuando mitigar no basta

16 / 09 / 13
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Hace casi un año los chilenos no solo se vieron enfrentados al poco frecuente panorama de tener cinco días de descanso, más los correspondientes fines de semana. También muchos padecieron las aglomeraciones registradas en el aeropuerto Arturo Merino Benítez y los atochamientos vehiculares que se produjeron en algunas carreteras –tanto para ingresar como para salir de la capital–, algunos de los cuales se extendieron hasta por 35 kilómetros y llegaron a significar casi siete horas de espera.

Doce meses después de esa traumática experiencia, nos encontramos ante otros tantos días de eventuales “vacaciones” y, al mismo tiempo, frente a un escenario de riesgo similar. De hecho, ya se han levantado voces calificadas que auguran largas demoras, con las consiguientes complicaciones para quienes decidan salir de Santiago.

Ante este escenario, diversas instituciones públicas y las autopistas concesionadas han convenido planes conjuntos con medidas de contingencia. El objetivo es mitigar los posibles tacos y así entregar un mejor servicio a los usuarios de estas vías durante las próximas Fiestas Patrias y resguardar la seguridad de los automovilistas.

Como Cámara Chilena de la Construcción valoramos estas iniciativas preventivas, pero creemos oportuno señalar que –por muy adecuados que sean– los planes de contingencia, las medidas de mitigación y la gestión de tráfico en general solo pueden tener un efecto acotado ante una situación en que la capacidad de diseño de las autopistas se ve ampliamente superada.

La solución ante este tipo de fenómenos no es otra que permitir que la infraestructura de uso público se pueda ir adaptando oportunamente a los incrementos de demanda y –lo que viene siendo cada día más importante– a los nuevos estándares de servicios que esperan y ya demandan abiertamente los usuarios. Protestas ciudadanas en distintos puntos del país han dado cuenta de esta nueva e irreversible realidad.

En este sentido, destacamos también la decisión expresada por el Ministerio de Obras Públicas de avanzar en la construcción de terceras pistas en los tramos más críticos de las carreteras concesionadas que convergen hacia Santiago. Sin embargo, cabe advertir además que –en caso de que la realización de estas obras quede aprobada en lo que resta del año– es muy probable que las terceras pistas estén habilitadas no antes de 24 meses. Es decir, a lo menos ocho años después de que las concesionarias propusieran este proyecto a las autoridades competentes.

Dada esta evidencia resulta imposible eludir lo que, a nuestro juicio, es un tema clave: que la forma en que se gestiona la infraestructura pública del país está siendo cada vez menos apropiada y que, por lo mismo, debiera cambiar radicalmente.

Al respecto, proponemos que se cree una nueva institucionalidad –independiente de los gobiernos y de sus urgencias–, que defina la infraestructura que los chilenos necesitan a partir de una estrategia de largo plazo y que tenga las facultades para anticipar los problemas, desarrollar buenos planes y programas y garantizar la oportuna ejecución de las obras. De lo contrario, cada vez más personas pagarán con su calidad de vida los costos de que todo siga igual.

Jorge Mas Figueroa
Primer Vicepresidente
Cámara Chilena de la Construcción

Proponemos que se cree una nueva institucionalidad que defina la infraestructura a partir de una estrategia de largo plazo.