Calidad de vida y desarrollo de las ciudades

17 / 06 / 13

Los alcaldes tienen derecho a defender la calidad de vida de los vecinos de sus comunas. Es su obligación y para eso fueron elegidos. Y como gremio los apoyamos. Pero al mismo tiempo es cierto que también deben velar por el desarrollo de sus ciudades. Y eso conlleva siempre algunas externalidades negativas que hay que enfrentar, en busca de un objetivo mayor que es ofrecer la infraestructura habitacional y el equipamiento que las personas necesitan y que, por supuesto, mejorará su calidad de vida y del conjunto de la población.

Advertimos esto pues durante el último tiempo se han elevado voces demandando que se suspenda el otorgamiento de nuevos permisos de edificación en ciertas zonas de la comuna de Viña del Mar, en particular para restringir la construcción de edificios en altura. Y más aún, cuestionan y exigen que se revisen permisos entregados, amenazando seriamente la certeza jurídica.

Como gremio reconocemos que es legítimo que las autoridades revisen sus planes reguladores comunales y hagan esfuerzos por resguardar áreas importantes para la comunidad. Pero otra cosa distinta es plantear antojadizamente “congelamientos” para algunas áreas de la ciudad, sólo porque algunos grupos de presión lo exigen. Y pero aún, siquiera pensar en revertir permisos.

Como ha sostenido la CChC, si bien el “congelamiento” es un mecanismo contemplado en nuestro ordenamiento jurídico, tiene un carácter excepcional y de gran impacto pues afecta transitoriamente –aunque por plazos excesivamente prolongados en comparación con otras medidas excepcionales previstas en la legislación–, dos garantías constitucionales centrales: el derecho de propiedad y el derecho a desarrollar una actividad económica.

Por ello planteamos que su uso también debe ser absolutamente excepcional, aplicándose únicamente cuando se esté ante una modificación inminente al respectivo plan regulador comunal, situación que debe ser respaldada por los estudios correspondientes. Y la autoridad competente, en este caso la Seremi de Vivienda, no puede acceder a una solicitud alcaldicia de esta índole.

Pero si esto deriva en que no se pueda construir en extensión, en que se limite la construcción en altura y que tampoco se puedan renovar áreas urbanas deterioradas, lo que ocurrirá es que aumentará el precio de las viviendas, como está sucediendo, afectando especialmente a las familias de menores recursos, que se ven obligadas a radicarse en zonas periféricas –o migrar muchas veces-, hacia sectores donde normalmente existe una baja oferta de infraestructura, transporte, áreas verdes y servicios. Además del daño que se genera a las redes familiares.

Entendemos que pueda haber razones justificadas para establecer condiciones al desarrollo inmobiliario, pero éstas deben ir siempre acompañadas de una adecuada provisión de suelo, para que las ciudades puedan crecer tanto por extensión como por densificación y renovación.

En el caso del Gran Valparaíso esto lamentablemente no está ocurriendo. Llevamos largos años esperando la aprobación definitiva del Premval, para que aumente el suelo destinado a edificación habitacional. Y a estas alturas, para cuando se apruebe, ya podría estar superado por la realidad del crecimiento nuestras ciudades, muchas veces inorgánico y sin directrices racionales. Esto explica, en parte, el aumento del precio de las viviendas.

Por todo esto antes que pensar en “congelamientos” y en revisión de permisos, deberíamos preocuparnos de ofrecer el suelo para el desarrollo urbano y habitacional que sustente el crecimiento de las ciudades.

Confiamos en el buen juicio y voluntad de las autoridades de Viña del Mar. Y sostenemos que con el argumento de preservar la calidad de vida de unos pocos, no se puede conculcar el legítimo derecho de muchos a cumplir el sueño de tener su casa propia.

Alejandro Vidal Planas
Presidente
CChC Valparaíso

Antes que pensar en “congelamientos” deberíamos preocuparnos de ofrecer el suelo para el desarrollo urbano y habitacional.