Energía y crecimiento inmobiliario

25 / 04 / 13

Según un estudio de mercado realizado en el verano del 2012, se proyectaba que dentro de los próximos 5 años llegarían aproximadamente 90 mil personas a la región de Atacama. De ese total, había una variable de otras 30 mil personas, que estaba relacionada a la preferencia de esas personas, llegadas de otras latitudes del país y del mundo, a vivir en ciudades cercanas, pero ajenas a la región, por ejemplo, en La Serena, donde se establecieran con vivienda. Sin aquella variable, quedaba una proyección de 60 mil personas que llegarían a establecerse en nuestra región, incluso, se hablaba de duplicar la población de Copiapó en cinco años.

Qué duda cabe que esa proyección estaba relacionada con altas proyecciones de crecimiento económico que ofrecía Atacama, que bordeaban los 30 mil millones de dólares privados de inversión. Hablo de crecimiento, pues sin éste, no hay desarrollo. Las personas que estaban dispuestas a venir, en la mayoría de los casos profesionales y técnicos jóvenes en busca de una buena posibilidad de empleo, por una renta que superara por un buen margen, las expectativas laborales de sus lugares de origen.  Y eso generaba una cadena productiva.

La llegada de mucha gente, atrae a los grandes servicios de insumos, por ejemplo, supermercados. El comercio proyecta espacios donde se pueda capitalizar la demanda de potenciales compradores. El mercado inmobiliario se empieza a mover, pues esa nueva gente debe tener oferta para tener un lugar donde vivir. La ciudad se moderniza, crece, se desarrolla, tiene un motor que la gravita a un dinamismo lógico de los buenos momentos económicos.  Hasta el Estado reacciona a la inversión privada. La expectativa de la ciudad es tremenda. Pero…

El mismo estudio, realizado en éste 2013, demuestra que han bajado progresivamente las expectativas de inmigración. Actualmente la expectativa es que lleguen 27 mil personas durante los próximos 5 años, menos de la mitad de lo que se esperaba hace un año.

¿Qué pasó en solo doce meses? ¿Por qué bajó tanto la expectativa en Atacama? ¿Cuándo dejó de ser tan atractiva esta región?

La explicación la encontramos en cómo se desempeña económicamente esta región.

Las proyecciones de inversión que se tenían para Atacama, han descendido a los 8 ó 9 mil millones de dólares para idéntico período. Esto, porque un tercio de las proyecciones que se tenían, estaban representadas por proyectos productivos. Es decir, relacionados con la minería. Actualmente, buena parte de esos proyectos, Relincho, San Antonio Óxido, Cerro Casale, El Morro, Santo Domingo, por nombrar algunos, se encuentran paralizados.

¿Por qué están paralizados?

A la baja actual en el mercado mundial del precio de los metales producidos en Atacama, oro, plata, cobre, hierro, han subido considerablemente los costos de producción. La rentabilidad no es la esperada para grandes inversiones. La falta de energía, y de una matriz energética garantizada como país, está pesando a la hora de invertir, a la hora de impulsar la minería y, por lo tanto, a la economía de la región. La crisis hídrica, también se soluciona con energía de bajo costo.

Esto, por supuesto, empieza a repercutir en toda la cadena productiva.

La ciudad y quienes la habitan, sienten esos efectos. Hoy el mercado inmobiliario, que se preparaba hace un año para recibir más de 60 mil personas, se ajusta a su nueva realidad. Los proyectos se paralizan. La ciudad deja de crecer, el desarrollo se acomoda, el proceso de modernización se congela. Los servicios son menos necesarios. Las grúas en movimiento, y los edificios en construcción que hoy se ven, pueden empezar a ser cada vez menos. El comercio baja sus potenciales compradores. Hay menos empleos.

Como se puede notar, la definición de un plan energético estratégico para Chile en general, y para Atacama como la región más afectada, es de primera necesidad.