Copiapó: Mujer y Construcción

15 / 07 / 21
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No es novedad que la mujer hoy esté ocupando un rol más importante en todas las industrias y en general en distintos espacios democráticos de nuestra sociedad -sin ir más lejos, tenemos Presidentas en el Senado y en la Convención Constitucional-, pero ¿qué pasa en la minería y construcción? ¿Se está tomando en cuenta en dos de las principales actividades productivas de nuestra región, la importancia de avanzar en una reactivación con perspectiva de género?

Por siglos la industria minera estuvo integrada sólo por hombres, debido a que existía una restricción a que mujeres ingresaran a los yacimientos por ley -barreras estructurales- y por creencias -barreras culturales-, como que antiguamente se decía que ellas “traían mala suerte en los piques”, lo que impedían su acceso a esta actividad.

Fue recién en 1997 cuando se derogó -por decir lo menos- esta insólita restricción, permitiendo a las mujeres avanzar y tener un espacio importante en esta industria, destacando su presencia en puestos operativos, administrativos y directivos, una labor que incluyó una concientización en toda la industria de lo fundamental de su aporte
para la sostenibilidad futura de una actividad que representa más del 40% del Producto Interno Bruto de Atacama (Banco Central).

Esta dinámica, además, se ha visto potenciada en el marco de la Agenda Mujer del Gobierno, que buscó definir consensuadamente con especialistas y representantes de la industria acciones y políticas que tuvieran como objetivo avanzar en esta línea y cuyos resultados se reflejaran en una mayor valorización de la presencia femenina en faenas
mineras.

Así nace en marzo de 2018 la Mesa Nacional Mujer y Minería, que a través de distintas propuestas y la labor de todos quienes son parte de esta industria, ha logrado importantes avances en esta materia: hoy la participación de la mujer en empresas mineras alcanza a 2021 un 12,2% -según el estudio Fuerza Laboral de la Gran Minería Chilena 2021-2030-, aumentando significativamente el 7% que representaban en 2012 y el 8,4% en 2018, y a pesar de que la participación sigue siendo comparativamente baja con respecto a los hombres -en Australia alcanza el 20%-, la brecha salarial es significativamente menor que en otras industrias y se está vislumbrando un camino, que de seguir así, podría durante los próximos diez años disminuir decididamente esta brecha.

Tomando en cuenta el ejemplo anterior y considerando que la construcción es también otra área productiva clave para el país y sus regiones, y que al igual que la minería aún
tiene un claro sesgo masculino -sólo existe un 8% de presencia femenina a nivel nacional-, en el año 2020 se replicó la iniciativa anterior con la creación de la Mesa Nacional Mujer y Construcción, para potenciar la participación laboral femenina en el rubro, con el desafío además de poder mitigar los efectos que ha tenido la pandemia en el mercado laboral, especialmente en las mujeres.

Como CChC, que junto con la Seremi de la Mujer hemos hecho una bajada regional a esta iniciativa, hemos considerado muy relevante que en el Plan de Reactivación Económica del Gobierno, que considera en Atacama una inversión de 320 millones de dólares -con seremías como el MOP que han duplicado su presupuesto para este 2021-,
debe incluirse una perspectiva de género, entregando los incentivos y las herramientas -planes de capacitación especialmente- para hacer de este hito una oportunidad para romper con antiguos paradigmas y fortalecer la participación femenina en el sector.

Pero todo este esfuerzo que se está realizando en base una labor colaborativa e integrada entre distintas organizaciones públicas y privadas, que incluye iniciativas concretas como el portal de empleo Mujeres en Obra o incentivos como el premio Mujer Construye, no puede quedarse en un período de tiempo particular. Los beneficios de una mayor participación de la mujer en el mercado laboral ha sido destacado y comprobado por distintas organizaciones nacionales e internacionales, como por ejemplo que en Chile por cada 100 mil mujeres de aumento de ocupación femenina, el crecimiento del PIB aumenta 0,65 puntos porcentuales (Subsecretaría de Economía, 2016), que el retorno sobre capital (ROE) en las empresas con tres o más mujeres en el directorio fue un 36% mayor que en empresas con menos mujeres en su directorio (Morgan Stanley, 2016) o que
el aumento de la participación femenina en los deciles de menores ingresos genera una disminución en los indicadores de pobreza (Vos, Taylor y Paes de Barros, 2002).

No hay más excusas para no seguir avanzando en disminuir la brecha de género en actividades como la minería y construcción. Como CChC Copiapó hacemos un llamado para que todas las empresas de nuestro sector incluyan dentro de sus políticas y lineamientos una agenda mujer, que en el corto, mediano y largo plazo sólo traerá beneficios para su sostenibilidad futura, potenciando su aporte a mejorar la calidad de vida de la comunidad con obras que vayan en su beneficio directo y abordando de buena manera los importantes desafíos que trae el siglo XXI para las actividades productivas.

Claudia Ahumada
Presidenta Comisión de Mujeres CChC Copiapó