El golpe del Covid-19: Construcción sufriría nuevo descenso en su actividad

24 / 03 / 20
Cuenta_36.jpg Cuenta_36.jpg

Si ya el sector construcción había iniciado este año 2020 con un panorama deprimido por la menor inversión, con una caída estimada del 7,7% y pérdida de empleos, que llegarían a 40 mil puestos de trabajo menos, producto de la crisis social; el nuevo escenario ahondaría esas proyecciones.

En la conferencia “Análisis Económico de Chile y el Mundo y las Perspectivas para la Economía en el Contexto Actual” organizada por la CChC, Ángel Cabrera, socio y director ejecutivo de Forecast Consultores, expresó que el coronavirus generará una recesión a escala global. 

“Es la tercera peor crisis mundial de la historia. Primero fue la de 1930, luego la crisis Subprime y ahora lo que está ocasionado el Covid-19. Para la economía china el efecto es devastador, así como también para el continente europeo”.

En la nación asiática, el impacto comienza recién a conocerse con fuertes descensos: un 17% cayeron las exportaciones; un 20% las ventas minoristas, un 4% las importaciones y un 24%, la inversión en ese país. 

La interrogante, según Cabrera, es saber ¿cuánto tardará en recuperarse? El experto plantea que si la crisis es bien manejada será necesario entre 22 a 48 meses para volver al estado inicial.

EVITAR LA QUIEBRA

A juicio del ejecutivo los efectos económicos no sólo se producen por el virus, sino por las medidas para contenerlo. En el caso de Chile, Cabrera afirmó que la economía sufrirá una contracción de un tercio durante el segundo semestre y que seguirá golpeando al precio del cobre. 

Anticipa además una fuga de capitales (se estima la salida de 50 mil millones de dólares de los mercados emergentes, como el nuestro) a los que se suma que aún no se superan los coletazos de la crisis política.

En este escenario, la confianza empresarial, que es clave para una economía robusta, también se muestra a la baja. 

El factor que, según Cabrera, estará controlado será la inflación, debido a que se esperan nuevos recortes a la tasa de interés por parte del Banco Central. Por lo tanto, expresa, lo que importa ahora es garantizar la liquidez de las empresas para evitar quiebras.

“Las medidas anunciadas por el Gobierno son contundentes para ir en apoyo de preservar la liquidez del sistema financiero y de las personas. Aunque el paquete de medidas implique un alto costo fiscal”, señala. 

Para Carlos Smith, economista del Centro de Estudios y Negocio de la Universidad del Desarrollo (UDD), el panorama es complejo para el sector de la construcción, teniendo en cuenta que producto de la crisis sanitaria, la actividad económica se paralizará por algunos meses. 

“En el mercado inmobiliario y de la construcción las expectativas son muy relevantes. Se espera un escenario difícil, aunque algunos proyectos puedan verse beneficiados con una baja de tasas anticipada por el Banco Central. Pero en general, será un periodo complejo para el sector”, indica. 

Smith coincide que la liquidez es fundamental para las empresas. “Ésta la entrega la venta diaria de las compañías, lo que les permite asumir sus compromisos de corto plazo. Puedo tener una empresa muy solvente pero sin liquidez para responder a los proveedores hace que entre en proceso de quiebra”, ejemplifica.

Agrega que se da la paradoja que existen empresas insolventes, pero que cuentan con recursos líquidos para pagar a corto plazo y que continúan funcionando. En esta situación, señala, la repactación de deudas es una ayuda. “Puede ocurrir que cuando tengo compromisos de corto plazo muy grandes, puedo extenderlos en el tiempo, con una cuota más pequeña y pagable; lo que alivia la posibilidad de quiebra”, dice el economista. 

IMPACTO EN LA CONSTRUCCIÓN 

Con una corrección a la baja de las cifras entregadas por el gremio constructor en su balance de enero pasado, Diego Poblete, encargado de Estudios de la CChC Concepción, coincidió con lo complejo que será este año para el rubro.

El profesional indica que desde el 18-O se ha evidenciado un aumento en los niveles de desestimiento, situación que se explica por el endurecimiento de las condiciones de otorgamiento de créditos hipotecarios y, en menor medida, por la retirada de inversionistas que migraron hacia otros mecanismos de inversión de menor riesgo.

“Lo anterior generó un retroceso cercano al 30% de venta de viviendas en el último trimestre del año pasado”, señaló.

Poblete admite que estos bajos niveles de demanda también tendrán efectos en la oferta, a lo que se suman las restricciones bancarias para financiar a constructoras e inmobiliarias.

“Creemos que las constructoras continuarán con la construcción y comercialización de sus desarrollos actuales, dentro de lo que la nueva normativa les permita, y que a futuro disminuirán la velocidad de futuros lanzamientos de nuevas etapas y proyectos hasta que se conozcan más certezas del desarrollo de la pandemia”, añade el experto.

Agrega que se espera no tener variaciones de los precios, ya que lo extenso del ciclo de comercialización de los desarrollos inmobiliarios actuales (cerca de 35 meses en proyectos de altura) y dada la baja cantidad de oferta terminada, cercanas al 10%, permitirá a las empresas contar con tiempo suficiente para enfrentar periodos de desaceleración de la demanda de hasta 3 o 6 meses.

Por su parte, Javier Hurtado, gerente de Estudios de la entidad gremial explica que se deberá estudiar si la crisis por el Covid-19 impactará en el precio de la vivienda. “No debería subir, pues si cae la demanda el efecto sería el contrario”.  

Estimó que en el caso de las viviendas nuevas al existir una menor demanda obligaría a las empresas a realizar ofertas y así a disminuir el tiempo de venta de los inmuebles.
Hurtado pronostica un desaliento de nuevas inversiones en el sector, debido al tema de la venta de viviendas y lo extenso de sus tiempos de venta, que ya se estimaban en un 40% a la baja.   

EFECTOS PRÁCTICOS

Las consecuencias del coronavirus tendrán impactos en toda la cadena de producción del sector. Los expertos señalan que uno de los efectos prácticos será la paralización de obras, en algún momento. Esto ya que el trabajo en faena no es intercambiable por teletrabajo. 

El alza del dólar presionará en el valor de los insumos, a veces importados, que necesitan las constructoras para su actividad. 

Peligra además el ingreso de nuevos proyectos, que podría desacelerarse no sólo por la crisis del Covid-19, sino también, por la incertidumbre de la discusión constitucional futura.